No es que me vaya, es que contigo no me termino de encontrar. Quieres que te diga lo que pienso, y cuando lo hago no quieres oírlo. Quieres que sea yo, pero no crees que yo sea así. Quieres que te demuestre las cosas y cuando lo hago miras para otro lado. Sí, justo al lado opuesto en el que me encuentro. Una especie de ni contigo ni sin ti, pero con ninguno de los dos.
Parece que mientras más me alejo más te acercas y mientras más me acerco más te alejas. Como si quisieras querer pero no quisieras que quiera contigo.
Me gustabas más cuando no me gustabas, y no, yo tampoco sé que quiero decir exactamente con eso. Creo que eres más tu cuando tienes algo por hacer, cuando la “responsabilidad”, por decirlo de alguna forma, es tuya. Cuando puedes controlarlo todo, porque quien dirige eres tú, porque te da miedo que las sensaciones se adueñen del escenario de lo nuestro. O no, o quizás quieres alejarte porque sí y punto. No lo sé, ¿te he dicho ya que me pierdes? Igual que me pierdo ahora, con tus mas y tus menos, con tus reacciones diferentes de las cuales nunca se cual vendrá al segundo siguiente.
Fíjate si me pierdes que no me encuentro ni escribiendo. Y sin embargo, aquí estoy intentando entender algo de tu mente. A ver si saco algo en claro, porque por ahora lo único claro que tengo es que no voy a pasar otra vez por lo mismo, por la incertidumbre. No voy a vivir pegada al teléfono por si te apetece escribir preguntando qué tal mi día, no voy a hacer planes a última hora por si un día, contra todo pronóstico, te apetece que nos veamos.
No voy a estar a tu sombra. Tranquilo, tampoco pretendo tenerte a la mía, no quiero que uno dispongo más que el otro. Quiero algo así como una cosa de dos
